"¿Acaso estabas pensando en la posibilidad de susurrar en voz baja a la oreja del mundo sordo que te rodea? No, amigo mío, debes gritar. Grita desde tu corazón lo que has visto y hazlo lo más fuerte que puedas." K. Wilber

jueves, 27 de agosto de 2009

Sólo falta uno


Cierta vez durante el invierno, se encontraba una paloma posada en la rama de un pino, viendo cómo nevaba copiosamente. Ella observaba que los copos de nieve se iban acumulando sobre otra rama, y como hacía frío y no tenía otra cosa que hacer, se puso a contarlos. Iba por el 4835, 4836 cuando de repente…. ¡CRAC!, del peso acumulado la rama se partió y cayó. “¡Ah!”, pensó para sí “¡Tal vez falte sólo un hombre para que haya paz en el mundo!”
Esta historia que leí hace más de veinte años, es una de las más inspiradoras en mi vida, y la recuerdo con frecuencia. Todo lo que hagamos, por más pequeño que sea, suma. En los grupos de meditación me oyen repetir a menudo la frase de la tradición budista que reza “El cántaro se llena incluso con el agua que cae gota a gota”. Puede parecer poco una gota, pero algún día ese cántaro rebasará.
En nosotros, cada gesto, cada acto, cada intención también van aclarando nuestra visión de las cosas, y hacen cada vez más posibles los atisbos del Ser, de Aquello que es, sin distorsiones ni limitaciones ni condicionamientos.
Siempre recuerdo también cómo me impactó un cartelito que leí en un tren mientras viajaba por Italia: “Un mundo donde tan sólo un hombre sufre menos, es un mundo mejor”.
¡Tal vez seamos nosotros el único que falta!

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