1. ¿La meditación no me va a relajar demasiado o convertir
en un zombi al punto de afectar mi éxito en el trabajo o los estudios? Mucha gente
todavía asocia la meditación con estilos de vida alternativos y poco prácticos
y temen transformarse en un hippie o yogi que se mira el ombligo si se sienta
en silencio por unos minutos. Lo cierto es que la meditación en verdad te
enseña a focalizar la mente y minimizar las distracciones para poder hacer las
cosas con mayor eficiencia. Además, cuando estás tenso, no podés hacer nada
particularmente bien – y la meditación te ayuda a relajar el cuerpo y reducir
el estrés para usar mejor tu tiempo y disfrutarlo más.
La mayoría de las prácticas de meditación son una
combinación de concentración y conciencia receptiva. Mediante la concentración,
descubrís como estabilizar la atención en un objeto en particular, como tu
respiración o alguna otra sensación física. Luego, podés extender esta
concentración al trabajo o a los deportes o alguna otra actividad. De hecho. Los
psicólogos tienen una palabra para la absorción total que es generada por la
concentración intensa: la llaman flow
o fluir. Este es un estado mental en
el que el tiempo se desacelera, las distracciones se desvanecen y la actividad
se hace sin esfuerzo y es altamente disfrutable.
Con la conciencia receptiva, se practica expandir la
atención para incluir todo el rango de experiencias, tanto internas como
externas. Ambas juntas – concentración y conciencia receptiva – se combinan
para crear el tipo de alerta relajada que vemos en los grandes artistas,
deportistas y expertos en artes marciales. No se los podría llamar zombis ni
ineficientes, ¿no?
2. ¿Cómo puedo hacerme en tiempo para meditar en una
agenda más que cargada? Lo bueno de la meditación es que no lleva mucho tiempo.
Podés empezar a practicar 5 o 10 minutos por día. Por lo general es mejor a la
mañana, al menos para comenzar, mientras los demás duermen. Pero más allá del
momento en que se encuentren unos minutos, lo importante es la regularidad-
diariamente si fuera posible. Esto te dará la oportunidad de disfrutar los
efectos de la meditación: menos estrés y mayor foco. Como levantar pesas o
aprender a tocar un instrumento musical, hay que hacerlo y con regularidad. Al practicar
habitualmente, podrás percibir pequeños cambios en tu vida: momentos de calma o
paz o armonía. Y cuanto más te beneficies de tu práctica, más vas a sentirte
motivado para encontrar el tiempo, y tal vez extender las sesiones de 5 o 10
minutos a 15 o 20.
3. No me puedo sentar en el piso con las piernas cruzadas –
¿puedo meditar en una silla o acostado? Sí, totalmente! De hecho las posturas
tradicionales de meditación incluyen sentarse, estar de pie, caminar,
recostarse y moverse de cierto modo (por ejemplo, en el tai chi o las danzas
Sufis). Cualquier postura que puedas sostener con comodidad es apropiada para
meditar. Por supuesto, que recostarse tiene la desventaja de que te quedes
dormido, y por lo tanto tengas que hacer un esfuerzo especial (sin tensarte)
para permanecer alerta y enfocado. Y en todo caso, será mejor acostarse en un
mat que en tu cama, por razones obvias.
Más importante que si estamos sentados o parados para
meditar es lo que hacemos con la espalda. Encorvarse o inclinarse hacia un
costado, de modo que el cuerpo luche contra la gravedad, puede ser incómodo y
no ayudarte a sostener la práctica a largo plazo. En cambio, podés adoptar el
hábito de estirar la columna, que contribuirá a una buena postura en tus otras
actividades también.
4. ¿Qué debo hacer con la inquietud o la incomodidad
cuando trato de meditar? Todos experimentamos agitación o incomodidad en la
práctica de meditación ocasionalmente. De hecho, la meditación es como un
espejo que nos devuelve el reflejo.¡ Y esa es una de sus virtudes! Cuando frenás
tu vida ocupada por unos minutos y te sentás en silencio, podés notar
repentinamente toda la energía nerviosa y el pensamiento agitado que te estaban
estresando. ¡Bienvenidos al mundo de la meditación! Gradualmente, tu inquietud
e incomodidad se disipan por sí solas.
5. ¿Cómo puedo saber si estoy meditando bien? ¿Cómo sé si
mi meditación funciona? Estas dos preguntas reflejan al perfeccionista
orientado a metas dentro de nosotros, que monitorea nuestras actividades para
asegurarse de que las hacemos bien. Lo bueno de la meditación es que no la
podés practicar mal, a menos que no la practiques. Simplemente dejá de lado al
perfeccionista y seguí trayendo tu foco al presente. Las experiencias que
pueden surgir en la meditación son los viejos hábitos y patrones que se irán
transformando a medida que profundices tu práctica.
Y en cuanto a si tu meditación funciona, probablemente
veas cambios sutiles, por ejemplo, tus amigos o familiares pueden notarte menos
irritable o estresado, o verás que estás menos reactivo en situaciones
difíciles. Una vez más, no busques resultados, simplemente confiá en el proceso
y dejá que los cambios vengan solos.
6. Qué tengo que hacer si me duermo mientras medito? Como la inquietud,
la somnolencia es un obstáculo común en el viaje de la meditación. Primero podés
explorar tu somnolencia. ¿dónde la sentís en el cuerpo? ¿es sólo letargo mental
o además estás físicamente cansado? Tal vez necesites una siesta en vez de
meditar! Probá abrir los ojos, estirar la columna y lavarte la cara con agua
fría. ¡Es mejor una meditación con sueño que no meditar en absoluto!
7. ¿Puedo meditar mientras manejo el auto o estoy en mi
computadora? Si
bien no es posible practicar la meditación formal mientras estás haciendo otras
actividades, sí es posible hacer las cosas meditativamente. Durante tus
meditaciones, aprendés a estar presente en medio de pensamientos, emociones y
sensaciones que te distraen. Luego, cuando estás manejando o sentado frente a
tu computadora, podés aprovechar esa atención plena para atravesar el tránsito
o preparar un informe. Vas a encontrar que podés hacer la actividad con menos
esfuerzo y disfrutándola más. Como cuando aprendemos un movimiento en un
deporte, y luego lo aplicamos en un partido.
8. ¿Preciso renunciar a mis creencias religiosas para
meditar?
Ciertamente no. Podés aplicar los principios y técnicas de meditación a
cualquier tradición religiosa o espiritual. De hecho, mucha gente encuentra que
la meditación aumenta la conexión con su propia fe, enriqueciéndola. La meditación
es hacer una pausa en tu vida ajetreada, respirar profundamente, sentarte en
silencio y volcar tu atención hacia adentro. Lo que descubrís no es nada más
que vos – ¡completo con todas tus
creencias, afiliaciones y rasgos de la personalidad!
9. ¿Qué debería hacer si mi pareja o familiares no me
apoyan en mi práctica de meditación? Si hay una oposición abierta, lo mejor es
meditar en un grupo fuera de tu casa. Pero si sólo se resisten o tienden a
interrumpirte en momentos inoportunos o a llamar tu atención cuando te vas a
meditar, sería bueno explicarles tu interés por la meditación y decirles que no
los vas a querer menos por quedarte unos minutos en silencio todos los días. Ellos
mismos van a ver que disfrutan más de vos si te encontrás más relajado,
presente y menos estresado, y su resistencia podrá disminuir gradualmente.
¿quién sabe? ¡Tal vez algún día decidan meditar también!
10. ¿La meditación puede realmente mejorar mi salud? Sí puede. Los investigadores
han publicado cientos de estudios sobre los beneficios de la meditación sobre
la salud. Al armonizar la mente y el cuerpo e incrementar el nivel de
relajación y bienestar, la meditación facilita la liberación al torrente
sanguíneo de químicos que fortalecen la salud y refuerza el sistema inmune. Hay
técnicas diseñadas para estimular específicamente el proceso de curación.
Adaptado de "Meditation for Dummies"